Metodología para determinar el valor de la retribución económica (uso del agua y vertimiento)
El Perú es un país rico en agua. Por desgracia, esta buena situación general no es idéntica en todo el país. Son las regiones donde las necesidades son mayores que tiene menos dotación en términos de lluvia o aguas subterráneas. Para enfrentar este desafío de una gestión más eficiente de los recursos hídricos, el Perú, a través de la ANA (Autoridad Nacional del Agua) esta desarrollando una ambiciosa política de gestión de la cuenca y un sistema de “retribución económica” por el uso del agua y la contaminación.
El objetivo del proyecto era proporcionar elementos pragmáticos para la aplicación de este mecanismo redistributivo: cómo calcularlo, cual base económica para justificar a los futuros contribuyentes?
El contexto peruano es bastante favorable: la tasa de crecimiento del PIB alcanzó 4 a 5 % por año, con una baja inflación, la minería (oro y otros metales preciosos) parece estar dispuesta a hacer un esfuerzo.
El establecimiento de un sistema de retribución económica depende de argumentos sólidos vis-à-vis los que realmente pagan las contribuciones. Una justificación económica que no debe ser teórica, pero en base a la aceptabilidad del peso de este cobro en relación con el valor añadido generado por las varias actividades económicas o en comparación con el presupuesto de cada hogar.
Los expertos de la OIAgua han apoyado muy concretamente la ANA en la construcción de las fórmulas de los distintos tipos de retribuciones económicas, simulaciones sobre los montos que podrían ser recogido y la construcción de argumentos para convencer a los sectores económicos.
Los resultados de este proyecto fueron presentados al Consejo de Administración de la ANA en julio 2012 y fueron recibieron muy favorablemente. Un Decreto Supremo implemento la nueva retribución económica luego en 2013, en su metodología y valores, cual permitió multiplicar por 3 la recaudación anual de la ANA.